viernes, 25 de noviembre de 2016

De Parlamentos, de Presidentas,  de burros, y de como apearse.


Me quejo y me quejo de la valía de los políticos que nos malgobiernan desde Madrid. No saben hablar, cuesta entenderles si es que dicen algo que valga la pena, y no se atreven más que a leer papeles. Cuando improvisan, la suelen liar.

Pero si los comparo con los diputadillos y gobernadorcillos autonómicos, hay que reconocer que los  nacionales parecen la reencarnación de Aristóteles y Platón redivivos.

No es el primer caso de absoluta y ridícula estupidez de los parlamentarios autonómicos. Blanca Martín es la criatura que no sabe que la abstención no se cuenta. A repetir la votación 3 veces porque el NO, empata con la abstención. Seguro que cobra un buen sueldo la señora.

Lo peor de todo no es equivocarse -que ya hay que ser tonto para equivocarse así. Lo peor es el aire de perdonavidas que se gasta la tía cuando se lo dicen, y suelta la frase delatora: La interpretación del reglamento la hace esta presidencia... El burro es mío y me apeo por las orejas. Chufla, chufla, que como no te apartes tú...


Tiempo atrás se dió el caso de Isabel Teruel, parlamentaria de Aragón. Sí señor. Con dos pares de bemoles. Otro sueldazo para una diputadilla de otro parlametito.

¿Sobran políticos?
Hay 17 Parlamentitos de estos en España.
¿Es qué no está bastante claro todavía?

A ver cuál es la próxima.

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